Era la época de la universidad solidaria, critica y comprometida con la transformación de su
entorno, que fue levantándose de la nada, Julio Moreno ocupo un lugar importante. Primero fue la
toma de la calle para conectar el lote universitario con la vida urbana del barrio sucre. Después,
la puesta de los primeros ladrillos con las manos de Profesores y Trabajadores haciendo un solo
equipo para completar el sueño de tener una universidad propia, disponible para los maestros de
sociales de la región y para apoyar la llegada de los primeros jóvenes bachilleres.
Corría la primera mitad de los años 90 y la cancha de futbol era el lugar mas importante para
conectar la universidad con la gente del barrio y sellar así sus vínculos de trabajo conjunto entre
la gente del barrio y la de la universidad. Julio Moreno, era el puente que conectaba las dos
realidades. Era la garantía de que la universidad no se convirtiera en una isla, ni el barrio en un
competidor, en un medio social marcado por las dificultades causadas por la violencia del occidente
de entonces, que había acostumbrado a la población a asistir a una que otra matanza en el centro de
la ciudad especialmente los miércoles.
Eran otros tiempos, otra manera de vivir la vida universitaria y de entender los compromisos y
retos que traía la universidad, la uptc, la universidad publica que debería consolidarse con el
esfuerzo conjunto de sus profesores, trabajadores y estudiantes y con el apoyo irrestricto de la
comunidad local, sus gobernantes y ciudadanía.
Para muchos como yo (y me excuso por estas notas propias) había 5 personas altamente
significativas en la consolidación de la universidad: Cortes, Pablo, Julito, Ignacio y Julia. Para
todos mis mejores recuerdos colmados de gratitud. Eran los primeros, parte del equipo fundador de
la universidad que llegaba al barrio sucre para quedarse. Ignacio se fue de primero. Otros se
jubilaron. Julito se quedo para irse de ultimo. Con él crecieron nuestros hijos, que tuvieron a la
universidad como su casa, aquí jugaban y estaban libres de cualquier riesgo de la calle, siempre al
cuidado y cariño de todos y de Julito. Todos querían a Julito, un hombre sencillo, colaborador,
siempre dispuesto a ayudar para que las cosas salieran bien. Para él y para muchos más los sábados
y los domingos se confundían con los demás días de la semana cuando se trataba de la
universidad. Nunca había un No para hacer los trabajos que nosotros mismos nos imponíamos para
cuidar y lograr la grandeza de la universidad. Se hacían arreglos, se recibían visitas, se
organizaban eventos.
Julito, fue y seguirá siéndolo desde su nueva morada que le trace su destino, un hombre
especial, un padre y esposo dedicado, un buen trabajador, un buen vecino, un gran señor, que
esperara de sus hijos, sus amigos y todos en general, grandeza y sabiduría para no fallarle. La
memoria que deja es de solidaridad, honestidad y compromiso por seguir construyendo un mundo mejor,
mas amable, lejano de odios y mezquindades.
La universidad, la uptc, siempre fue su casa, allí vivió la mitad de sus días y dejo huella,
porque fue un hombre respetado, humilde, sincero y buena persona, buen amigo, buen compañero. El
fue un hombre de universidad y así tendrá que ser recordado.
Este saludo, recoge el sentir de la Dirección de la Universidad, que sabrá tener un lugar
privilegiado para quienes como él han entregado su vida sin nada a cambio, para que la universidad
sea el mejor lugar para ser felices. Julito lo fue y merece de nosotros guardar en la memoria
institucional su legado de experiencias, porque la universidad que tenemos hoy en Chiquinquirá no
sería como es y ha sido si no hubiera tenido las manos, consejos y responsabilidad de gente como
Julito….. que descanse en paz, amigo Julio Moreno.
UPTC, Tunja, Octubre 7 de 2019.